Cada vez que hago el ejercicio de contemplar la realidad, al menos aquel fragmento que yo logro percibir, pienso, siento, creo que estamos y hemos estado equivocados en nuestra construcción de ella. Cada vez que percibo fenómenos tales como que la gente ya no se vincula, que prefieren los contactos superficiales y frívolos, al calor de la entrega y el compromiso; que el cuerpo y la apariencia es más importante que la esencia y ha dejado de ser una herramienta para ejecutar, concretar aquello que el alma desea, pasando a ser lo que únicamente te define frente a los otros sin importar el contenido de éste; que la Iglesia Católica está en crisis y no lo asume, no resolviendo su soberbia histórica y su anacronismo; que los políticos siguen funcionando como si el pueblo no pensara, ni tuviera la capacidad de "darse cuenta" y somos tratados como rebaños; que la diversidad es un discurso y no una verdad tolerada, diaria , cotidiana, no desde los temas puestos hoy en la palestra, sino desde el tolerar que el otro es un ser distinto de uno y aceptarlo como una riqueza; el temor que paraliza a muchos, el temor a vivir, con todo lo que eso significa y que provoca el evitar, evadir en vez de vivir; el hedonismo que ha provocado un rechazo profundo y conciente al dolor, a la pena, a la frustración y a la impotencia; la ambivalencia con la que tantos y tantos tiñen sus opiniones, sentir y pensar, creyendo que eso significa tomar el camino del medio, el gris entre el blanco y el negro, confundiendo por tanto, el poseer capacidad de planteamiento con ser radicales; las confusiones que inundan las cabezas y corazones de muchos y muchas y que finalmente es más cobardía que no saber; la ecología que es vista como cuidar sola y exclusivamente la tierra y no a los otros con los que convivimos y que se convierte en otro discurso ferviente que no se lleva a la práctica concreta del día a día...
el pensamiento que se ha vuelto mucho más significante que la intuición, en donde todo requiere de una explicación racional, por sobre las sensaciones que son nuestra única verdad particular; la creatividad perdida, concebida hoy por hoy como la expresión de un buen negocio, en vez de su sentido real, que desde mí es la expresión de lo que soy; las tertulias y el hábito de encontrarse a conversar, a divagar, a reflexionar, a discutir, a aprender, a reír; la risa franca, abierta que es vista como falta de inteligencia; la búsqueda frenética de status y poder, en vez de la búsqueda de la felicidad o serenidad; la forma en que hoy los jóvenes realizan sus elecciones de carrera... es decir se preguntan cuanto ganarán cuando salgan de la universidad, en vez de pensar en cual quehacer podrían jamás perder la pasión;en la educación postulada como la mejor forma de ascenso social y posee una escasa asignación de recursos comparativamente al poder judicial por ejemplo y con la delincuencia que sólo aumenta y nos acecha incluso al interior de nuestras casas; los profesores formados en universidades y las antiguas y eficientes escuelas normales cerradas, enjuiciadas como obsoletas; esos mismos profesores no valorados en su real dignidad; los psicólogos representados en, casi todas las teleseries y series nacionales e internacionales, como seres... bueno en fin... aquello tal vez no sea tan lejano de la realidad más real jaja;los padres y madres que prefieren los sí antes de los no, sólo por no asumir un mal rato o una mala cara y promueven las personalidades sin límites; el comprar y venderlo todo, en vez del trueque; la hermandad de la vida que se ha convertido en un bien escaso, sólo remitido a la consanguinidad y no al amor; a la condicionalidad de todo y todos, antes que la generosidad, la solidaridad; los edificios modernos e inteligentes por sobre el barrio, la vecindad, una casa o una belleza arquitectónica antigua; la edad, hoy ser joven es preciado, el envejecer es negado, por tanto existe la devaluación de la sabiduría; las cirugías bariátricas para todos no para aquellos que médicamente requieren de ella, hemos perdido voluntad; siento que hemos perdido sin duda hemos perdido, hemos perdido ideales, valores, valor, valentía, pasión, vocación de ciudadanos, de seres humanos. Siento que hemos ganado... miedo... y pese a todo tengo esperanza.

No hay comentarios:
Publicar un comentario