Realmente he hecho un análisis profundo sobre una situación ocurrida hace poco, que, a pesar de la informalidad de los hechos las dos personas presentes que luego nombraré trataron de hacerlo lo mas formal posible, queriendo compartir conmigo y mi amiga, intereses y alegorías hacia nosotras. Debo confesar y adelantar, que mi soltería (poco común) se ha convertido en mi mejor amiga y la razón de mis excelentes ratos que he pasado estos últimos tres meses... me he soprendido de mi misma y de mis ganas extremas de querer vivir la vida al máximo, de salir a disfrutar, de la facilidad de reírme y pasarlo bien... de poder disfrutar y disfrutarme sin la dependencia de un hombre. Estoy feliz y plena. 
Fuimos a bailar a una conocida discoteca de Santiago del sector oriente, esas que se llenan de viejos y jóvenes y todos andan de casería. Mi amiga-que es una mujer alta, de pelo largo hasta la cintura, casi rubia y muy regia-prendidísima se dirigió a la pista y se puso a bailar, obviamente la seguí (las noches de baile son mis favoritas y descargo todo el stress y las malas energías). En fin, tuvimos una noche movida, cuando ya casi quedaba un poco más de una hora para que se cerrara el lugar, mi amiga preocupada me dice que hay que buscar a algún mino, jotearlos y conseguir que nos lleven de vuelta al hogar, parecía fácil, tanto mino con ganas de casería sobraban era cosa de elegir bien. Nos sentamos a conversar con unos tipos que tomaban unas piscolas, uno de ellos estaba de cumpleaños y el otro me contaba que partía mañana de vuelta a Estados Unidos a terminar sus estudios de publicidad… realmente todo iba viento en popa, José (así se llamaba el bombón con el que conversaba) me contaba de su vida en los Estados Unidos y sobre sus proyectos a futuros; compartimos algunos intereses en común, como nuestras raíces italianas y el interés por la actuación… terminamos bailando bien pegados y llenos de besos mezclados. Creo que había hecho una buena jugada, dejo en claro que yo no quería nada más, solo llegar a la casa de mi amiga sanas y salvas. Cuando todo terminó, esperé a José en la salida, luego de conversar unos minutos y de que mi amiga me rompiera el oído alegando exageradamente por el frío y la mala noche que había tenido, le pedí a José si me podía ir a dejar… luego de varias muecas y vacilar demasiado fue a “conversarlo” con sus amigos. Yo esperé. Me di cuenta que sus amigos no estaban ni ahí, mi amiga es dura de carácter y eso le desagrado al amigo de José, por lo que no estaban interesados en ir a dejarnos. Le dije a la chica de pelo largo, mi amiga, que nos fuéramos como sea. Partimos caminando una cuadra, cuando a nuestro lado por la calle se detiene un auto plateado, de estos escarabajos modernos muy para mujer, dos hombres morenos sacaron sus cabeza y preguntaron si nos llevaban, yo desconfiada dije que no (obvio) pero mi amiga la pensó, luego de conversar unos segundos, mi amiga inventó que su pololo la había pateado recién y la había dejado en la calle, que su mamá no paraba de llamarla y que ella solo quería llegar a su casa, así que… nos subimos. En el trayecto no pararon de hacernos preguntas, de ellos contarnos sus vidas y dejarnos en claro que no eran chicos malos, y que, ¡como se nos había ocurrido andar solas en la calle a las 5 de la mañana! Mi amiga los deleitó con una canción y ellos con sus “locas” vidas de hombre enamorados rechazados de treinta años. Nos hablaron del amor, de los hombres malos y que las mujeres se merecían el mundo y mucho más. El hombre que manejaba se interesó en mi, me pidió mi numero y que me llamaría para salir lo antes posibles y quedar de acuerdo en pasar una rica tarde tomando un jugo, le pedí su número también para saber cuando me llamara é y así estar prevenida, digamos que interés de salir con él yo NO tenía.
Nos dejaron en la puerta de la casa, sanas y salvas, luego de recordarnos unos sermones para no volver a andar solas en la calle en la madrugada, se fueron felices de que su conquista les haya “resultado” creo que estaban felices de haber sido caballeros.
Dentro ya de la casa, me llama José, a los pocos minutos estábamos juntos en el living conversando, diciendo que había dejado a sus amigos para volver a verme.
¿Es la soltería o realmente los hombres quieren más compromisos? Estos treintones solitarios y rechazados, no me pedieron que nos volviéramos a ver para carretear, si no para tomar un jugo y conocernos, José me repitió mil veces que quería verme a la vuelta, y luego que se fue, me mando un sms diciéndome lo genial que era y que me extrañaría, que su vuelta y nuestro reencuentro estaba asegurado… yo me pregunto ¿Qué paso con los que salen de casería? Esos que se comen a miles de minas y llegan a sus casa orgullosos de haber sido unos zorrones matadores, esos que no piden números, que no mandan sms para el reencuentro ni que te invitan a un jugo para conversar recién después de haberte conocido.
Con el chofer del auto nos juntamos, pero es otra historia.
(Cualquier nombre, presonaje, lugar o situacion que tenga relación con la vida real, es sólo mera coincidencia)